LA CALDERONA
Mucho dio que hablar en la España de los Austrias esta singular mujer, nacida en Madrid el año 1611. Se trata de una famosa actriz de teatro, la más conocida en su tiempo, y de nombre María Calderón, que tuvo como amante al rey Felipe IV, con quien tuvo un hijo y, probablemente, también una hija. Al bastardo, reconocido como hijo más adelante por el propio rey, se le puso de nombre don Juan José de Austria. En vista del enorme escándalo, no sólo en la corte, sino dentro y fuera de Madrid, Felipe IV impuso en calidad de destierro a "La Calderona" -que así se la conocía a nivel popular-, y a su hija, el entrar en religión y marchar lejos de la corte. Así lo cumplió la famosa comedianta, y profesó como monja en el monasterio benedictino de San Juan Bautista de Valfermoso de las Monjas (Valle del Badiel) a finales de marzo de 1642, llegando a ser madre abadesa del mismo. Fallecería en dicho monasterio en en 1646. Las malas lenguas, que siempre las hubo, llegaron a decir que el rey en persona acudía a verla al monasterio algunas noches de verano.
Mucho dio que hablar en la España de los Austrias esta singular mujer, nacida en Madrid el año 1611. Se trata de una famosa actriz de teatro, la más conocida en su tiempo, y de nombre María Calderón, que tuvo como amante al rey Felipe IV, con quien tuvo un hijo y, probablemente, también una hija. Al bastardo, reconocido como hijo más adelante por el propio rey, se le puso de nombre don Juan José de Austria. En vista del enorme escándalo, no sólo en la corte, sino dentro y fuera de Madrid, Felipe IV impuso en calidad de destierro a "La Calderona" -que así se la conocía a nivel popular-, y a su hija, el entrar en religión y marchar lejos de la corte. Así lo cumplió la famosa comedianta, y profesó como monja en el monasterio benedictino de San Juan Bautista de Valfermoso de las Monjas (Valle del Badiel) a finales de marzo de 1642, llegando a ser madre abadesa del mismo. Fallecería en dicho monasterio en en 1646. Las malas lenguas, que siempre las hubo, llegaron a decir que el rey en persona acudía a verla al monasterio algunas noches de verano.
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