jueves, 3 de septiembre de 2009

FIESTAS VIRGEN DE LA ANTIGUA ( I I )


La fiesta

Hasta aquí en la página precedente, muy a grandes rasgos, lo más elemental que todo guadalajareño debe conocer por cuanto a la historia y devoción de su ciudad a la Virgen de la Antigua. Lo demás, que es mucho y bien documentado por cierto, salió a la luz en un hermoso libro que por su mérito ha de pasar a la historia de la ciudad, escrito por el sacerdote briocense don Jesús Simón y que fue publicado en 1992 por la real Cofradía en una edición cuidadísima que Guadalajara acogió con cariño, y que ahí está como valiosa aportación documental al servicio de todos.
Los actos que cada año realiza la capital de provincia en torno a su Patrona, y que procuran mantener encendida con viveza la llama de la tradición, se centran de manera especial en la primera semana del mes de septiembre con el traslado de la imagen a la Concatedral de Santa María y posterior regreso a su santuario, lo que siempre lleva consigo una serie de actos con los que la ciudad de Guadalajara se identifica desde tiempo inmemorial. Puede muy bien afirmarse con respecto a esas fechas, y de un modo muy particular a la del día 8, que el sentido de guadalajareñismo que a lo largo de todo el año el público mantenía adormilado, sale a la superficie impulsado por la fuerza emotiva del acontecimiento.
En pocas ocasiones a lo largo del año se ofrece al ciudadano de Guadalajara la oportunidad de sentirse protagonista de un acto sencillamente sublime, de vestir con total fundamento las galas tradicionales del añoso atalaje autóctono, del capitalino en particular y por añadidura al que corresponde al resto de la ciudadanía en toda la provincia. Jamás toman las calles por las que pasa el cortejo procesional un aspecto tan jovial, tan emotivo y tan respetuoso a la vez, como el que luce Guadalajara en la tarde septembrina del día de su Patrona. Los vítores y los cantos de alabanza a la Señora; los trajes de vetusto paño y serio matiz de este viejo rincón de Castilla; la ofrenda de productos de nuestro campo trabajado con sudor y con mimo por generaciones de gentes de bien; los cuerpos airosos de la juventud luciendo con garbo la vestimenta de las grandes ocasiones; el pueblo llano abarrotando por miles las calles, las plazas y las aceras por las que pasa la procesión, es una imagen viva que debería quedar como ilustración de lujo para adornar en página preferente el libro de la historia local, el reflejo mil veces repetido del sentir de la vieja ciudad en esos días.
Nos encontramos a escasas fechas del mes de septiembre, dispuestos a retomar de nuevo el tiempo de los quehaceres ordinarios, que al menos en nuestra cultura nos deja el ciclo vital que va repitiendo cada año las mismas cosas, los mismos momentos, las mismas inquietudes y proyectos. Somos esclavos del tiempo y de las circunstancias y caprichos que el tiempo nos trae. Estamos a punto de hacer una escala importante en el camino que cada año estamos obligados a recorrer en el tic-tac de los días. Ferias y Fiestas de Guadalajara, la hora de todos, nada mejor para comenzar con buen pie ese camino que por repetido tan bien conocemos. La vida tiene muchos más momentos gratos que desdichados, es cuestión de saberla entender con sentido común en la mayor parte de los casos. Las fiestas patronales de la Virgen de la Antigua, son en Guadalajara un momento ideal como para sentirse a gusto, para disfrutar participando en ellas siempre que nos sea posible. Felices fiestas a todos.

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