ROLLOS Y PICOTAS
Rollo es su nombre en algunos pueblos de la provincia de Guadalajara y “picota” en otros, tratándose en ambos casos de un mismo monumento: monolito de piedra, generalmente de forma cilíndrica, situado en las afueras de la villa o en su plaza mayor, originario de épocas tardomedievales algunos de ellos, y de siglos posteriores los demás, cuya principal finalidad fue la de "poste para ejecución de condenados" si era picota, o símbolo jurisdiccional, enseña de villazgo, si se trataba de un rollo.
Son muchos los rollos y picotas que todavía se conservan en la provincia, sobre todo en la comarca de la Alcarria, extendiéndose a otras como la Sierra de Atienza: rollos de Galve de Sorbe (dos), y picotas de Tamajón, La Toba y La Mierla; o del Señorío de Molina: rollo de Mochales, a título de ejemplo.
Se conocen principalmente, debido a su arte y a su estado de conservación, como más representativas las picotas de Fuentenovilla, pueblo declarado como villa en 1772 y cuyo monumento situado en mitad de la plaza es el más bello de la provincia dentro de su género (mide 10,33 metros de altura). Otros rollos y picotas dignos de mención son los de Lupiana, con figuras aladas y grifos por ornamento; los de Valdeavellano, Budia, Torija, Moratilla de los Meleros, Algora, Alhóndiga, Ruguilla, Cifuentes, Mohernando, Pozo de Guadalajara, Balconete, Castilmimbre, Alaminos, Villaviciosa de Tajuña y Yélamos de Abajo. Ya dentro del siglo XXI, o en años inmediatamente anteriores, se han ido reponiendo algunas picotas desaparecidas en tiempos pasados, tales como las de Hontoba y Sayatón, ambas en la Alcarria Baja.
Casi todas asientan sus columnas, estriadas o no, sobre gradas y basamento de piedra que en algunos casos es circular, como en La Toba, Moratilla de los Meleros, Pozo de Guadalajara y Fuentenovilla; mientras que en las más de ellas la peana es poligonal e igualmente escalonada.
Una de las picotas más antiguas es la de Galve de Sorbe, gótica del siglo XV, y una de las más modernas la de Yélamos de Abajo, que data de finales del siglo XVIII. Son muchas las picotas desaparecidas en otras tantas villas de la provincia.
En la imagen el más bello de los ejemplares de la especie en la provincia de Guadalajara: la picota renacentista de Fuentenovilla. Siglo XVI.
Rollo es su nombre en algunos pueblos de la provincia de Guadalajara y “picota” en otros, tratándose en ambos casos de un mismo monumento: monolito de piedra, generalmente de forma cilíndrica, situado en las afueras de la villa o en su plaza mayor, originario de épocas tardomedievales algunos de ellos, y de siglos posteriores los demás, cuya principal finalidad fue la de "poste para ejecución de condenados" si era picota, o símbolo jurisdiccional, enseña de villazgo, si se trataba de un rollo.
Son muchos los rollos y picotas que todavía se conservan en la provincia, sobre todo en la comarca de la Alcarria, extendiéndose a otras como la Sierra de Atienza: rollos de Galve de Sorbe (dos), y picotas de Tamajón, La Toba y La Mierla; o del Señorío de Molina: rollo de Mochales, a título de ejemplo.
Se conocen principalmente, debido a su arte y a su estado de conservación, como más representativas las picotas de Fuentenovilla, pueblo declarado como villa en 1772 y cuyo monumento situado en mitad de la plaza es el más bello de la provincia dentro de su género (mide 10,33 metros de altura). Otros rollos y picotas dignos de mención son los de Lupiana, con figuras aladas y grifos por ornamento; los de Valdeavellano, Budia, Torija, Moratilla de los Meleros, Algora, Alhóndiga, Ruguilla, Cifuentes, Mohernando, Pozo de Guadalajara, Balconete, Castilmimbre, Alaminos, Villaviciosa de Tajuña y Yélamos de Abajo. Ya dentro del siglo XXI, o en años inmediatamente anteriores, se han ido reponiendo algunas picotas desaparecidas en tiempos pasados, tales como las de Hontoba y Sayatón, ambas en la Alcarria Baja.
Casi todas asientan sus columnas, estriadas o no, sobre gradas y basamento de piedra que en algunos casos es circular, como en La Toba, Moratilla de los Meleros, Pozo de Guadalajara y Fuentenovilla; mientras que en las más de ellas la peana es poligonal e igualmente escalonada.
Una de las picotas más antiguas es la de Galve de Sorbe, gótica del siglo XV, y una de las más modernas la de Yélamos de Abajo, que data de finales del siglo XVIII. Son muchas las picotas desaparecidas en otras tantas villas de la provincia.
En la imagen el más bello de los ejemplares de la especie en la provincia de Guadalajara: la picota renacentista de Fuentenovilla. Siglo XVI.
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