TEJERA NEGRA
Paraje de alta montaña situado en el término municipal de Cantalojas (Guadalajara). Ocupa una extensión de 1.640 hectáreas de serranía boscosa y está considerado oficialmente y protegido como Parque Natural. Comparte con los de Montejo de la Sierra (Madrid) y Riofrío de Riaza (Segovia) su condición de bosque de hayas más meridional de Europa. Siendo éste el hayedo mayor en superficie de los tres antes dichos. En sus soberbias hondonadas de pastizal se alimentan durante varios meses del año cientos de vacas de cría en régimen de absoluta libertad. Otros animales salvajes encuentran en Tejera Negra el lugar ideal para su hábitat, tales como el águila real, el buitre leonado, el halcón abejero, el corzo, el jabalí, la nutria, el gato montés y el tejón, sin contar los reptiles dañinos, como la víbora.
Es posible que el aire de sus bosques y el agua de sus arroyos sean de lo más puro y saludable de todas las tierras de Guadalajara. Diecisiete especies vegetales se suelen dar con frecuencia en Tejera Negra, además de las hayas que le aportan fama. Son algunas de ellas el roble, el acebo, el serbal, el abedul, la jara, el pino y el cerezo silvestre.
Ya en el siglo XIII aparecen referencias escritas a este rincón de la geografía guadalajareña, precisamente en el Libro de la Montería de Alfonso X el Sabio, cuando dice:"Texera Negra es boen monte de oso et de puerco en todo tiempo".
Las hayas encuentran refugio en los valles umbríos y en las laderas de esta sierra donde apenas da el sol y la temperatura es baja. Esta especie arbórea tan singular, propia de países septentrionales, tiene como enemigos en Tejera Negra a los pinos silvestres de repoblación que ocupan su sitio impidiendo de alguna manera su reproducción natural por falta de espacio y de alimento. En un elevado porcentaje las hayas que allí existen son jóvenes a pesar de todo, si bien, quedan como muestra algunas docenas de ejemplares centenarios, de rugosa piel y vacío corazón.
Los picos que cierran la caldera o anfiteatro del hayedo por el poniente tienen una altitud aproximada en la cumbre de 2000 metros sobre el nivel del mar, aunque algunos de ellos como el Alto del Porrejón (2012) y La Buitrera (2046), los sobrepasan.
Por el fondo bajan limpias a juntarse con el Sorbe, todavía lejano, las aguas del río Lillas que nace en aquellas sierras.
Paraje de alta montaña situado en el término municipal de Cantalojas (Guadalajara). Ocupa una extensión de 1.640 hectáreas de serranía boscosa y está considerado oficialmente y protegido como Parque Natural. Comparte con los de Montejo de la Sierra (Madrid) y Riofrío de Riaza (Segovia) su condición de bosque de hayas más meridional de Europa. Siendo éste el hayedo mayor en superficie de los tres antes dichos. En sus soberbias hondonadas de pastizal se alimentan durante varios meses del año cientos de vacas de cría en régimen de absoluta libertad. Otros animales salvajes encuentran en Tejera Negra el lugar ideal para su hábitat, tales como el águila real, el buitre leonado, el halcón abejero, el corzo, el jabalí, la nutria, el gato montés y el tejón, sin contar los reptiles dañinos, como la víbora.
Es posible que el aire de sus bosques y el agua de sus arroyos sean de lo más puro y saludable de todas las tierras de Guadalajara. Diecisiete especies vegetales se suelen dar con frecuencia en Tejera Negra, además de las hayas que le aportan fama. Son algunas de ellas el roble, el acebo, el serbal, el abedul, la jara, el pino y el cerezo silvestre.
Ya en el siglo XIII aparecen referencias escritas a este rincón de la geografía guadalajareña, precisamente en el Libro de la Montería de Alfonso X el Sabio, cuando dice:"Texera Negra es boen monte de oso et de puerco en todo tiempo".
Las hayas encuentran refugio en los valles umbríos y en las laderas de esta sierra donde apenas da el sol y la temperatura es baja. Esta especie arbórea tan singular, propia de países septentrionales, tiene como enemigos en Tejera Negra a los pinos silvestres de repoblación que ocupan su sitio impidiendo de alguna manera su reproducción natural por falta de espacio y de alimento. En un elevado porcentaje las hayas que allí existen son jóvenes a pesar de todo, si bien, quedan como muestra algunas docenas de ejemplares centenarios, de rugosa piel y vacío corazón.
Los picos que cierran la caldera o anfiteatro del hayedo por el poniente tienen una altitud aproximada en la cumbre de 2000 metros sobre el nivel del mar, aunque algunos de ellos como el Alto del Porrejón (2012) y La Buitrera (2046), los sobrepasan.
Por el fondo bajan limpias a juntarse con el Sorbe, todavía lejano, las aguas del río Lillas que nace en aquellas sierras.
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