miércoles, 3 de septiembre de 2008

EL MADROÑAL DE AUÑÓN


Son infinitos los encuadres sorprendentes que se pueden conseguir con la cámara apenas cambiar de un lugar a otro por el ancho campo de la provincia de Guadalajara. El que nos muestra la fotografía puede ser muy bien uno de ellos. Conjunto de tierra y cielo con el agua como fondo. Para los habitantes de Auñón, en pleno sequedal de la Alcarria, la imagen es harto conocida. Muchos de ellos la disfrutan y la viven con todo su esplendor varias veces a lo largo del año con motivo de esas visitas que el pueblo tiene por costumbre cumplir hasta el santuario de su Patrona a lo largo del año. Una antigua devoción que ocupa su espacio entre los grandes afectos de la comarca.
La tierra no es otra que la áspera con la que se cubre una buena parte de la Alcarria; el cielo, ese azul de cualquier mañana que tan sólo son capaces de valorar con todos sus matices y sugerencias los buenos pintores y los buenos poetas; el agua, la del embalse de Entrepeñas en momentos de mayor fortuna. Y en medio de todo el venerable santuario de la Virgen del Madroñal, uno de los tres grandes que hay en la Alcarria, y cuya pequeña imagen es de fe para los auñoneros que fue esculpida por el evangelista San Lucas.

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