lunes, 29 de junio de 2009

GALERÍA DE NOTABLES (III): ANTONIO BUERO VALLEJO


Antonio Buero Vallejo fue el más importante dramaturgo que ha dado España des­pués de la Guerra Civil. Nació en Guadalajara el 29 de sep­tiembre de 1916. Cursó los estudios de Bachillerato en el Instituto "Brianda de Mendoza", y marchó a Madrid en 1.933 empujado por su afición a la pintura para estudiar Bellas Artes en la capital de España. Durante la guerra civil de 1936 sirvió como enfermero, y se le condenó a muerte por el bando nacional a causa de sus actividades políticas en el bando republicano. Conseguida la libertad se dedicó a la pintura, que pronto habría de dejar en favor del teatro.
En 1949 ganó el premio "Amigos de los Quintero" con la pieza en un solo acto Las palabras en la arena, y el mismo año el "Lope de Vega" con Historia de una escalera, obra que vino a significar algo así como la definitiva recuperación del teatro en España.
El concierto de San Ovidio, En la ardiente oscuridad, Las Meninas, El Tragaluz, y La doble historia del Doctor Valmey estrenada en Inglaterra con gran éxito en 1.968, son segura­mente las obras más importantes de su magnífico legado litearario

El teatro de Buero Vallejo muestra, por lo general, la profunda preocupación del autor por el hombre. Es a manera de conflicto permanente entre la tragedia y la esperanza, visto desde un prisma marcado por el pesimismo. Su última obra, a la que tituló Misión al pueblo desierto fue estrenada en 1999, un año antes de su muerte, coincidiendo con el cincuentenario del estreno de Historia de una escalera.
Antonio Buero Vallejo ingresó como académico de número en la Real de la Lengua el 21 de mayo de 1972, y recibió el "Premio Cervantes" como justo reconocimiento a su labor literaria en 1986. Falleció en Madrid durante la madrugada del 29 de abril del año 2000, a consecuencia de un infarto cerebral. En toda España, y en su ciudad natal por motivo especial, se hicieron homenajes y actos de reconocimiento en su memoria.
El nuevo teatro y un Instituto de Educación Secundaria de Guadalajara llevan su nombre.

martes, 23 de junio de 2009

EL MACIZO DE AYLLÓN



Se conoce como el Macizo de Ayllón la comarca serrana que ocupa el Noroeste de la provincia de Guadalajara y se adentra en las de Segovia y Madrid. Se trata de una zona montañosa característica, cargada de interés y de parti­cularidades muchas veces insólitas. Sus montes sirven de diviso­ria de aguas entre las cuencas del Duero y del Tajo, ocupando todo el extremo Este del Sistema Central.
Los 26 pueblos y lugarejos de Guadalajara enclavados en el Macizo de Ayllón, se caracterizan casi todos ellos por su típica arquitectura negra, debido a la piedra de pizarra que extraen de sus cerros en grandes lajas con la que construyeron los muros y, en varios de ellos, las coberturas de sus casas y parideras del ganado. Los pueblos más importantes del Macizo de Ayllón en la provincia de Guada­lajara son: Tamajón, El Cardoso, Cantalojas y Galve de Sorbe; los más típicos Valverde de los Arroyos y Majaelrayo
En estas serranías se encuentra el Pico del Lobo, punto más elevado de la provincia de Guadalajara y de toda la Comunidad de Castilla-La Mancha, con 2.272 metros de altura sobre el nivel del mar, a la vez que en ellas nacen y discurren dos de los ríos más conocidos de toda la Región Centro: Jarama y Sorbe, con sus infinitos afluentes y arroyuelos subsidiarios. Los veranos del Macizo son suaves y agradables por su temperatura, en tanto que los inviernos re­sultan prolongados y duros.
Tiene esta comarca como flora más característica el roble, los enebros, las encinas, el rebollo, el quejigo y el pino sil­vestre, siendo los hayedos de Cantalojas (Guadalajara) y de Mon­tejo de la Sierra (Madrid) los más meridionales de Europa. Entre los arbustos y matorrales ocupan importantes superficies las jaras y las estepas, los brezos, el acebo y la rastrera gayuba. Las setas son abundantes, y suelen aparecer en una considerable variedad.
Aparte de la cabaña doméstica de cabras, ovejas y vacas para cría, mucho menor ahora de lo que fue, se dan en el Macizo de Ayllón infinidad de especies salvajes, de las que merecen especial referencia el jabalí, el zorro, el corzo huidizo en la espesura de los bosques, así como el águila real, el buitre leonado, el águi­la perdicera y el azor entre las aves de presa.

(En la imagen, puente de montaña con piedra de pizarra sobre el río Jaramilla, entre Roblelacasa y Corralejo)

miércoles, 10 de junio de 2009

LA COFRADÍA DE LOS APÓSTOLES


Se trata de una hermandad existente en la ciudad de Guadalajara con orígenes que posible­mente se remonten al siglo XVI. Pertenecen a ella desde su funda­ción hombres casados y se transmite por línea familiar de padres a hijos.
Se llamó en la antigüedad Asociación de Socorros Mutuos, nombre que siguió manteniendo después de su refundación en 1814, pasada la Guerra de la Independencia en la que habían muerto casi todos sus componentes. Hoy se le conoce por el apelativo popular de Cofradía de los Apóstoles.
Su actividad principal, en la capital de provincia, se limita a pasear ataviados con túnica al uso de la época en la procesión del Corpus Christi, representando a Jesucristo y a cada uno de los doce Apóstoles. Los hermanos calzan sandalias de cuero y portan en sus manos, cada uno durante todo el desfile, el atributo personal por el que se le distingue o la enseña de su marti­rio. Es típica en la fiesta del Corpus guadalajareño la imagen de los cofrades rodeados por centenares de niños y niñas de Primera Comunión con sus trajecitos blancos durante la procesión. La ordenanza interna de la Hermandad les prohíbe bajo multa testimonial volver la vista atrás a lo largo de todo el desfile por las principales calles de la ciudad, excepto al personaje que encarna la figura de Jesús que puede hacerlo hasta tres veces.
Una novela de Salvador García de Pruneda, titulada El Corpus Christi de Francisco Sánchez, tiene como tema exclusivo la actividad de esta cofradía y de sus componentes durante una imaginaria festividad del Corpus en Guadalajara.

miércoles, 3 de junio de 2009

GALERÍA DE NOTBLES (I I): FRANCISCO LAYNA SERRANO


Médico e historiador de Guadalajara. Cronista oficial de la provincia. Hijo de un médico rural, nació en Luzón el 27 de junio de 1893. Parte de su niñez y juventud las pasó en el pueblo alcarreño de Ruguilla, donde quedan en la casa familiar muchos de sus recuerdos personales .
El doctor Layna Serrano ejerció la especialidad médica de la Otorrinolaringología en la capital de España como facultativo de gran presti­gio, aunque su merecido paso a la posteridad se debe principalmente a sus abundantes trabajos de investigación por cuanto a la Historia, el Arte y el Costumbrismo de la provincia de Guadalajara se refiere. Siguiendo un orden cronológico según el tiempo de su aparición, las obras más importantes del Dr. Layna Serrano son entre otras muchas:
El monasterio de Óvila (1932); Castillos de Guadalajara (1933); La Arquitectura Románica en la provincia de Guadalaja­ra (1935); Historia de Guadalajara y sus Mendozas (en cuatro volumi­nosos tomos (1942); Los Conven­tos antiguos de Guadalajara (1945); Histo­ria de la villa de Atienza (1945); La Provincia de Guadala­ja­ra (1948); Histo­ria de Cifuentes (1955), obras reeditadas casi todas ellas recientemente por la Editorial Aache que regenta el Dr. Herrera Casado.
En el año 1922 fundó la Asociación Médico Quirúrgica de Correos y Telégrafos. La Diputación Provincial le nombró en el año 1934 Cronista Oficial de la Provincia. Fue, además, acadé­mico correspondiente de la Real de la Historia y de la de Bellas Artes de San Fernando.
Es menos conocida la obra científica del doctor Layna Serra­no, que versa en torno a su especialidad en el campo de la Medicina. Obras breves, ensayos, comunicaciones en congresos, cuyos textos no suelen faltar en las bibliotecas especializadas, tales como La reflexoterapia endonasal, La resec­ción submucosa de los cornetes, y Ensayos sobre Oto-Rino-Laringo­logía, por citar sólo algunas de sus publicaciones.
Pocos lugares, monumentos, leyendas, costumbres y otras manifestaciones historicoartísticas de la provincia de Guada­lajara se escaparon de su pluma fecunda y acertada. El Dr. Layna Serrano falleció en el año 1971.
Con motivo del primer centenario de su nacimiento, en el año 1993 se celebraron en la capital y provincia de Guadalajara diversos actos culturales en homenaje a su memoria.