lunes, 6 de diciembre de 2010

"EL MOLINO DE GUADALAJARA" de JOSÉ ZORRILLA



Hace bastantes años, casi veinte, saqué a la luz en las páginas de “Nueva Alcarria” un estudio de lo que han sido las tierras de Guadalajara en relación con el viejo arte de las buenas letras, la Literaturta. Ya apuntaba allí que este tema daba como para un tratado extenso que alguien, alguna vez, deberá convertir en realidad palpable, con el tiempo que sea preciso y con toda la extensión que merece, dado que materia la hay en abundancia y que el filón literario en torno a estas tierras parece no tener final, como lo demuestra el hecho de que con frecuencia, y donde uno menos pudiera sospechar, se descubre algo nuevo.
Despueés de haber tenido noticia y de haber ojeado con especial empeño el único ejemplar del libro que creo existía en Guadalajara, conseguí hallar este título en un par de enciclopedias especializadas, perdido entre una larga relación de obras poco conocidas del laureado poeta de Valladolid, a quien, como todos sabemos, se deben algunos títulos tan celebrados como Don Juan Tenorio. La obra a la que me refiero lleva el título de El molino de Guadalajara, que aparece, como es norma en el teatro de don José Zorrilla, escrita en verso, aunque no tan inspirada y meritoria como la antes dicha cuyo personaje central no es otro que el famoso seductor de la ciudad de Sevilla.
Pues bien, el único ejemplar del que tuve noticia dormía su sueño de eternidad en los repletos anaqueles del archivo municipal de Guadalajara. Se publicó aquella única edición de la que tenemos noticia, con toda la gravedad y todo el empaque de los libros de aquella época, en el año 1857 (Imprenta de don Cipriano López de Madrid) , contando el autor por aquellos años con una edad de cuarenta años. Ignoro todo lo demás sobre este libro, si se trata de una primera y única edición, aunque sospecho que sí, y si lo fue de larga tirada de ejemplares o si lo fue de corta, lo que en todo caso convierte a la pequeña “joyita” en algo novedoso para las gentes de a pie, y tambiuén, por supuesto, para los estudiosos que de alguna manera se ven, o nos vemos, comprometidos con el estudio de Guadalajara, de sus particularidades y de todo cuanto a ella se refiere . El libro en cuestión procede la biblioteca del viejo Ateneo Caracense, y debió haber sido propiedad de don Fco. Torrubia, cuya firma manuscrita encontré estampada al principio del primer acto.
El molino de Guadalajara de José Zorrilla sitúa la razón histórica de su argumento en la Baja Edad a Media, en la primera mitad del siglo XIV, justo en el mes de diciembre de 1357, y anda en torno a las luchas fratricidas que durante aquellos años se dieron en Castilla entre don Pedro el Cruel y don Enrique de Trastámara, tema que ajustaba como anillo al dedo con el temperamento apasionado y las apetencias de la época, fuente de inspiración inagotable para el pensamiento romántico. Los protagonistas son doña Juana de Villena, condesa de Trastámara; don Pedro Carrillo, escudero del Rey; Juan Pérez; Lucas Ruiz, molinero de Guadalajara; Lucia y otros. Como así corresponde al al teatro romántico, salido de la pluma del más prolífico de nuestros autores del XIX, en El molino de Guadalajara existen escenas varias de un complicado amor:

- Voz corre de que te casas con ella.
- Bachillerías del vulgo.
- Pues lo dan por cosa cierta;
y en verdadqd que harás muy bien,
porque moza más apuesta
no la hay en Guadalajara.
- Va a ser una molinera famosa;
a su salud, Lucas
.

El molino de Lucas Ruiz lo sitúa el autor a la vera del Henares, a su paso por la ciudad y al lado del puente. Los actos primero y cuarto se desarrollan en Guadalajara, mientras que la acción en el segundo y tercero transcurre río abajo, en la vega de Alcalá. La vida medieval de la alta sociedad cortesana ha de convivir, por aquellas del destino y a gusto del autor, con el ambiente plebeyo y tabernero de unos molineros de ribera de muchos siglos atrás:

- Pero, Lucas,
aún hay cosa que de cerca te toque.
- ¿Y es?
- Que esta noche viene el capitán Marchena
a hospedarse en tu molino,
y con una dama.
- ¿Esta noche?
- Esta noche.
- Y te estabas con esa calma.
- No hay priesa;
no haré más que reposar un momento.
- ¿y quién es ella?
- Nadie lo sabe mas que él.
- Hay quien la hace la Condesa
De Trastámara.
- ¿La esposa de don Enrique?
- Panema, Lucas; es cosa del rey.

Pedro Carrillo, en uno de los momentos de mayor tensión, y deseoso de devolver a la condesa doña Juana al lado de su esposo don Enrique, ya casi al fina de la obra ordena a García que contacte con los jinetes del Rey y los guía hasta donde él está por el camino más seguro. Un error de cálculo –o de justificable desconocimiento del terreno- sitúa las primeras Alcarrias más próximas al puente del Henares de lo que realidad están:

-A caballo ponte.
aún puede hacer esa yegua
sin enfriarla otra legua.
Corre, pues, cruza ese monte,
y subiendo hasta Torija,
con mis jinetes darás
y hasta aquí los guiarás
por la vereda más fija:
mira, y de paso, del diestro
llévate los tres caballos
en la espesura a ocultallos
no marquen en rastro nuestro.
Corre, vuela
.

Una historia, como se ve, de pendencias y compromisos. Una historia tramada sobre armazón romántico, con todos los ingredientes fundamentales a su favor del movimiento literario que representó Zorrilla.
Hay que reconocer que apenas si aparece Guadalajara en esta obra de tan distinguido autor, algo así como ocurre con la ciudad de Sevilla en El Tenorio, aunque el título lo justifica casi todo.
Como remate a este sencillo memorial a una obra de teatro romántico, para casi todos desconocida (también lo había sido para mí hasta el día de su descubrimiento), debo decir que, aprovechando la circunstancia de que por aquellos años pude hacerlo, escribí un prólogo a la misma y ordené una nueva publicación de 1.000 ejemplares, a cargo del Patronato de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de la ciudad, en la confianza de que fuese representada por alguna compañía de actores de Guadalajara o de la provincia, un deseo que hasta ahora no he visto cumplido. Quiero recordar que fue en la primavera del año 1994. Seguimos esperando lo que algún día pueda ser un acontecimiento cultural importante para esta ciudad que crece y que, al parecer, va despertando lentamente.

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