jueves, 13 de enero de 2011

EL CRISTO DEL GUIJARRO


Se trata de una historia o leyenda del pueblo de La Yunta, mate­rializa­da en un trozo de guijarro engarzado en plata que se conserva en la iglesia parroquial de aquel importante pueblo molinés. El hecho, que los habitantes de la comarca no dudan en calificar de sobrena­tural, ocurrió de esta manera:
Una tarde cualquiera, verano quizás, del siglo XIV, un pastor de La Yunta llamado Pedro García, guardaba su rebaño en horas de tormenta entre las encinas del paraje de la Hombri­huela. Ocurrió que al lanzar con fuerza un guijarro hacia una oveja que se le escapaba del grupo, la piedra se partió en dos, comenzando a arrojar un resplandor potente que iluminó todo el monte. Cesó la tormenta, y al recoger uno de los pedazos en que se había fraccionado el guijarro, el pastor comprobó con asombro que las vetas del corte transversal de la piedra formaban con absoluta claridad la escena del Calvario.

Otro hecho portentoso atribuible al Cristo del Guijarro fue la curación instantánea del quinto conde de Priego, cuando cabal­gaba por La Yunta de paso hacia Zaragoza, a pedir a la Virgen del Pilar remedio para unas fiebres tercianas que padecía desde hacía tiempo.
Cuando en la Guerra de la Independencia, las tropas francesas de Napoleón salieron de La Yunta con todo el botín conseguido tras el saqueo de la iglesia, se dejaron olvidado en el campo el milagroso guijarro, que enseguida lograron recuperar y devolver a la parroquia con todos los honores un grupo nutrido de fervorosos vecinos. El pueblo, y con él toda la comarca limítrofe al reino de Aragón, veneran desde entonces la portentosa piedra.
(La imagen representa una alegoría al Cristo del Guijarro, tomada de una antigua novena a devoción del portentoso hecho)

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