sábado, 7 de abril de 2012

LA GUADALAJARA DE "CLARÍN"

   
      “Clarín” es el seudónimo por el que la Historia de la Literatura conoce al insigne escritor del siglo XIX Leopoldo García-Alas Ureña. Nació en Zamora en 1852 y falleció en Oviedo el año 1901.
            Le relaciona con Guadalajara el hecho de haber vivido en esta capital de provincia cuando todavía era un adolescente; pues su padre, don Genaro García-Alas, ejerció como gobernador civil de la provincia durante los años 1865 y 1866.
            Aunque en su obra manifiesta que Guadalajara no dejó en él ninguna pasión, sí que marcó una honda huella en la personalidad de "Clarín" aquella etapa de su vida, siendo varios los cuentos literarios y las novelas cortas en las que de una manera u otra hace referencia a estas tierras -Pipá entre ellas-, pero sobre todo en la novela que tituló Superchería, cuya acción se desarrolla en la capital de la Alcarria. Un relato en buena parte autobio­gráfico, donde el autor dejó escritos infinidad de párrafos que hablan del ambiente y de las costumbres ciudadanas de la época.
            Nicolás Serrano, el primer personaje de la novela, “un filósofo de treinta inviernos, víctima de la bilis y de los nervios”, llega en tren desde Madrid, tiempo después, a la Guadalajara donde fue muchacho: «Llegó a la triste ciudad del Henares al empezar la noche, entre los pliegues de una nube que descargaba en hilos muy delgados y fríos el agua que parecía caer ya sucia, que sucia corría sobre la tierra pegajosa. Un ómnibus con los cristales de las ventanas rotos le llevó a trompicones, por una cuesta arriba, a la puerta de un mesón que había que tomar por fonda. Estaba frente al edificio de la Academia vieja, a la entrada del pueblo. La oscuridad y la cerrazón no permitían distinguir bien el palacio del Infantado que estaba allí cerca.»  
            El ambiente de la alta sociedad en la pequeña ciudad castellana, que él conocía y había vivido muy de cerca por razón del importante cargo que ostentó su padre, no escapa, hasta con ciertos detalles, del interesante relato -casi un documento- de la novela.
            «Vengan ustedes a eso de las siete -dice en un momento el alcalde, Sr. Mijares-, porque tengo gusto en que coman conmigo; después del café vendrán el gobernador civil y el militar y varios profesores de la Academia de Ingenieros, con más el chantre de Sigüenza, que está aquí de paso; y más tarde, a la hora de la función, se llenarán mis salones con lo mejor de Guadalajara: muchas señoras, mucha pillería, un público distin­guido que hará atmósfera, que decidirá el éxito que al día siguiente tengan ustedes en el teatro.»
             Aunque no queda constan­cia escrita, porque los documentos anteriores al año 1886 no figuran en sus archivos, se da como seguro que Leopoldo Alas estudió un curso de Bachille­rato en el primitivo instituto "Brianda de Mendoza".

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